La filosofía y teología de Santo Tomás de Aquino ofrecen una visión profunda sobre el conocimiento humano y su alcance. En este artículo exploraremos qué es posible conocer según Santo Tomás, basándonos en su pensamiento que combina la sabiduría aristotélica con la fe cristiana. Este enfoque busca entender no solo los límites del conocimiento, sino también su estructura y su relación con la divinidad.
¿Qué es posible conocer según Santo Tomás?
Según Santo Tomás de Aquino, es posible conocer tanto lo sensible como lo inteligible, ya que el hombre posee una razón que le permite alcanzar verdades universales y esenciales. Para él, el conocimiento se divide en dos niveles: uno que proviene de los sentidos y otro que trasciende a través de la razón. La inteligencia humana puede llegar a comprender principios universales, como la existencia de Dios, gracias a la luz de la razón pura.
Un dato interesante es que Santo Tomás fue el primero en sistematizar el conocimiento filosófico dentro de un marco teológico, lo que le valió el título de Doctor Angélico. Su obra más famosa, la Suma Teológica, es una guía completa del conocimiento cristiano y filosófico, donde aborda sistemáticamente qué puede conocerse por la razón y qué solo puede conocerse por la revelación.
En este sentido, el conocimiento humano tiene un límite: no puede conocer la esencia divina en sí misma, pero puede conocer a Dios a través de sus efectos, como la existencia y orden del universo. Esta distinción entre lo que es conocible por la razón y lo que solo puede conocerse por la fe es fundamental en el pensamiento tomista.
El rol de la razón en el conocimiento humano
La razón humana, según Santo Tomás, es un instrumento privilegiado que nos permite ascender desde lo sensible a lo inteligible. A través de la observación de los fenómenos naturales y la reflexión lógica, el hombre puede descubrir principios universales que rigen el mundo. Esto incluye leyes físicas, matemáticas, y, por supuesto, verdades teológicas accesibles por la razón.
Este proceso de conocimiento no es caótico ni azaroso, sino ordenado y progresivo. Santo Tomás defendía que la filosofía natural, como la de Aristóteles, era compatible con la fe, siempre que se reconociera los límites de la razón. Por ejemplo, la existencia de Dios no se puede conocer con certeza solo mediante la observación de la naturaleza, pero sí se puede intuir a través de la razón al examinar el orden y la causalidad en el universo.
Además, el conocimiento adquirido por la razón debe ser complementado con la revelación para alcanzar una comprensión más plena de la realidad. En este punto, Santo Tomás propone una síntesis entre filosofía y teología, donde ambas disciplinas se apoyan mutuamente.
La distinción entre conocimiento natural y sobrenatural
Santo Tomás distingue claramente entre lo que puede conocerse por la razón natural y lo que solo puede conocerse mediante la revelación sobrenatural. El conocimiento natural es el que puede adquirirse por la observación y el razonamiento, mientras que el sobrenatural depende de la gracia y la fe. Esta distinción es clave para entender qué es posible conocer según Santo Tomás, ya que no todo lo real es accesible al entendimiento humano sin la ayuda de Dios.
Por ejemplo, la existencia de Dios puede ser intuida por la razón, pero su naturaleza esencial no puede ser conocida sin revelación. De igual manera, los mandamientos de la moral pueden ser conocidos por la razón, pero su plena comprensión y cumplimiento requieren la gracia divina. Esta separación no excluye a la razón, sino que la eleva a un nivel de diálogo con la fe.
Ejemplos de conocimiento según Santo Tomás
Algunos ejemplos claros de lo que es posible conocer según Santo Tomás incluyen:
- La existencia de Dios: A través de la razón, se puede argumentar la existencia de un primer motor inmóvil, una causa primera, o un ser necesario. Estos son conocimientos que, aunque no revelan la esencia divina, permiten afirmar que Dios existe.
- Las leyes de la naturaleza: La observación y el razonamiento permiten entender cómo funciona el mundo físico, como la gravedad o la estructura de los elementos.
- La moral natural: Santo Tomás sostiene que hay un orden moral innato en el ser humano, que puede conocerse por la razón. Este incluye el conocimiento de lo bueno, lo justo, y lo necesario para la felicidad humana.
- La finalidad de la vida humana: Según Santo Tomás, el hombre puede conocer por la razón que su finalidad última es la unión con Dios, aunque solo mediante la fe puede alcanzar esta plenitud.
Estos ejemplos muestran cómo Santo Tomás integraba filosofía y teología, permitiendo que la razón actuara como una guía hacia la fe.
El concepto de conocimiento ordenado en Santo Tomás
Una de las ideas centrales en el pensamiento de Santo Tomás es la noción de conocimiento ordenado, donde el hombre accede al conocimiento a través de una estructura progresiva. En primer lugar, se conoce lo sensible, lo que se percibe con los sentidos. Luego, mediante la abstracción, se llega a lo inteligible. Finalmente, mediante la razón y la fe, se alcanza lo trascendente.
Este proceso no es lineal, sino que requiere un equilibrio entre lo temporal y lo eterno, lo racional y lo divino. Santo Tomás insistía en que el conocimiento no es solo una acumulación de datos, sino una estructura ordenada que refleja la realidad misma. Por ejemplo, el conocimiento de Dios no se alcanza de inmediato, sino a través de una serie de pasos racionales y espirituales.
Cinco verdades que es posible conocer según Santo Tomás
Aquí presentamos cinco verdades que, según Santo Tomás, son posibles de conocer:
- La existencia de Dios: A través de la razón y el examen de la causalidad y el orden en el universo, se puede inferir la existencia de un creador.
- La inmortalidad del alma: La razón puede concluir que el alma humana es inmortal, ya que es la forma del cuerpo y no puede ser destruida con este.
- El bien moral universal: Existen principios morales universales que pueden conocerse por la razón, como la justicia y la caridad.
- El orden natural: Las leyes que gobiernan el universo son inteligibles y pueden conocerse por la razón humana.
- La finalidad última del hombre: El hombre puede conocer por la razón que su finalidad es la unión con Dios, aunque su plena realización requiere la fe.
Estas verdades forman parte del conocimiento natural, accesible a todos los hombres, y son fundamentales para la vida moral y espiritual.
El conocimiento humano en la filosofía de Santo Tomás
El conocimiento humano, para Santo Tomás, no es algo limitado ni ciego, sino un don de Dios que permite al hombre participar en la verdad. Esta participación, sin embargo, tiene límites. Por ejemplo, el hombre no puede conocer la esencia divina en sí misma, pero puede conocer a Dios a través de sus efectos. Esta distinción es fundamental para entender qué es posible conocer según Santo Tomás.
Además, el conocimiento no es un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar la sabiduría, que es el conocimiento ordenado hacia Dios. Para Santo Tomás, la filosofía tiene como finalidad preparar al hombre para la teología, que es el conocimiento de Dios. En este sentido, el conocimiento racional es un camino hacia la fe, no un sustituto de ella.
¿Para qué sirve el conocimiento según Santo Tomás?
El conocimiento, según Santo Tomás, sirve para orientar la vida humana hacia su finalidad última: la unión con Dios. Por medio del conocimiento, el hombre puede comprender su lugar en el universo, discernir lo bueno y lo malo, y prepararse para la vida eterna. El conocimiento no es solo intelectual, sino también práctico y espiritual.
Por ejemplo, el conocimiento de las leyes naturales permite al hombre usar la tecnología para el bien común. El conocimiento moral, por su parte, guía al hombre en su vida ética. Y el conocimiento teológico, aunque solo accesible por la fe, es el que le permite al hombre alcanzar la plenitud de la verdad y la felicidad.
Conocimiento y revelación en el pensamiento de Santo Tomás
En Santo Tomás, el conocimiento se divide en dos categorías: el conocimiento por la razón y el conocimiento por la revelación. Mientras que la razón puede alcanzar algunas verdades universales, como la existencia de Dios, la revelación es necesaria para conocer la Trinidad, la encarnación, y otros misterios de la fe. Esta distinción no reduce el valor de la razón, sino que lo eleva, al reconocer que Dios se revela a través de la naturaleza y la historia.
Un ejemplo claro es el conocimiento de la inmortalidad del alma. Aunque la razón puede intuir que el alma es inmortal, solo mediante la revelación se puede conocer que el alma es inmortal por naturaleza y que resucitará en el Juicio Final. Esta complementariedad entre razón y revelación es una de las claves del pensamiento tomista.
El conocimiento como camino hacia Dios
Para Santo Tomás, el conocimiento no es solo una herramienta para comprender el mundo, sino un camino espiritual hacia Dios. A través del estudio de la naturaleza, de la filosofía y de la teología, el hombre puede acercarse a la verdad y, por ende, a Dios. Este proceso no es mecánico, sino que requiere reflexión, disciplina y gracia.
El conocimiento filosófico, por ejemplo, puede preparar al hombre para recibir la fe, mientras que el conocimiento teológico permite al hombre comprender la voluntad de Dios. En este sentido, el conocimiento es tanto un don como una responsabilidad, ya que debe usarse para la edificación del alma y del prójimo.
El significado de conocer en Santo Tomás
En el contexto de Santo Tomás, conocer no se limita a la acumulación de datos o hechos, sino que implica una participación en la verdad. El conocimiento es una operación del alma que permite al hombre captar la esencia de las cosas, ya sea a través de los sentidos, la razón o la fe. Para Santo Tomás, conocer es un acto que refleja la imagen de Dios en el hombre.
Además, el conocimiento tiene diferentes grados. El más bajo es el conocimiento sensible, que se limita a los fenómenos. El siguiente es el conocimiento intelectual, que captura las esencias. Finalmente, el conocimiento teológico es el más alto, ya que permite al hombre conocer a Dios y su voluntad. Cada nivel de conocimiento tiene su importancia, pero todos apuntan a la misma finalidad: la sabiduría.
¿De dónde proviene el concepto de conocer en Santo Tomás?
El concepto de conocer en Santo Tomás tiene raíces tanto en la filosofía griega como en la teología cristiana. Aristóteles, por ejemplo, fue fundamental en su comprensión del conocimiento como un acto de la inteligencia que captura la forma de las cosas. Por otro lado, la teología cristiana, especialmente la de san Agustín, influyó en su visión de la revelación como complemento necesario de la razón.
Estas influencias se combinan en una visión equilibrada del conocimiento, donde la filosofía y la teología no se oponen, sino que se complementan. Santo Tomás no rechazó la filosofía griega, sino que la integró en su sistema teológico, creando una síntesis que sigue siendo relevante hoy en día.
Conocimiento accesible y conocimiento revelado
Santo Tomás distingue entre lo que puede conocerse por la razón sola y lo que solo puede conocerse mediante la revelación divina. Esto no significa que la revelación anule la razón, sino que la eleva y complementa. Por ejemplo, la existencia de Dios es accesible por la razón, pero su Trinidad solo puede conocerse por la revelación.
Esta distinción tiene implicaciones prácticas en la vida moral y espiritual. El conocimiento moral, como el mandamiento de amar al prójimo, puede conocerse por la razón, pero su cumplimiento pleno requiere la gracia divina. De esta manera, Santo Tomás establece una jerarquía del conocimiento que reconoce tanto los logros de la razón como la necesidad de la fe.
¿Qué implica conocer según Santo Tomás?
Conocer, según Santo Tomás, implica un acto de participación en la verdad. No es solo una operación intelectual, sino una transformación del alma. Conocer la verdad es, en cierto sentido, convertirse en más como Dios, ya que la verdad es la esencia de Dios mismo. Por lo tanto, el conocimiento no es solo una herramienta, sino un fin en sí mismo.
Además, conocer implica responsabilidad. El hombre, al conocer, debe usar ese conocimiento para el bien propio y del prójimo. En este sentido, el conocimiento es tanto un don como un compromiso.
Cómo usar el conocimiento según Santo Tomás y ejemplos
Según Santo Tomás, el conocimiento debe usarse para servir a la verdad y a Dios. Esto se traduce en una vida ordenada, ética y espiritual. Por ejemplo:
- En la ciencia: El conocimiento de las leyes naturales debe usarse para el bien común, como el desarrollo de tecnologías que mejoren la vida.
- En la moral: El conocimiento de lo bueno y lo malo debe guiar nuestras acciones y decisiones.
- En la teología: El conocimiento de Dios debe llevarnos a una vida de oración, fe y caridad.
Santo Tomás insistía en que el conocimiento no debe ser solo intelectual, sino también práctico y espiritual. Solo así puede cumplir su finalidad última: la unión con Dios.
El conocimiento y el amor en Santo Tomás
Una dimensión menos conocida del pensamiento de Santo Tomás es la relación entre el conocimiento y el amor. Para él, el conocimiento verdadero siempre implica amor. Conocer a Dios, por ejemplo, no es solo una operación intelectual, sino un acto de amor. De igual manera, conocer a los demás implica el deseo de amarlos y servirles.
Esta visión transforma el conocimiento en una actitud integral, que no se limita al intelecto, sino que abarca toda la persona. En este sentido, el conocimiento no es solo algo que se adquiere, sino algo que se vive.
El conocimiento como acto de participación en la verdad
Finalmente, en Santo Tomás el conocimiento no es un acto pasivo, sino un acto activo de participación en la verdad. Esto significa que el hombre no solo se adapta a la verdad, sino que se transforma por ella. Conocer es, en cierto sentido, convertirse en más como Dios, ya que la verdad es su esencia misma.
Esta visión del conocimiento no solo tiene implicaciones intelectuales, sino también espirituales. El conocimiento, en el sentido tomista, no es algo frío o distante, sino algo que transforma al hombre y lo acerca a su finalidad última: la unión con Dios.
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