Que es finalidad de comunicacion

Que es finalidad de comunicacion

La finalidad de la comunicación es un concepto fundamental en el estudio de las interacciones humanas. Se refiere al propósito o la intención detrás de cualquier acto de transmitir información, ya sea verbal, no verbal o a través de medios digitales. Este artículo profundiza en lo que implica esta finalidad, su importancia en distintos contextos y cómo se manifiesta en la vida cotidiana, profesional y social.

¿Cuál es la finalidad de la comunicación?

La comunicación tiene múltiples objetivos, pero su finalidad última es transmitir un mensaje de manera efectiva para que el receptor lo entienda y responda de forma adecuada. Esta transmisión puede tener distintos propósitos: informar, persuadir, entretener, emocionar o construir relaciones. En esencia, la finalidad de la comunicación es establecer un puente entre emisor y receptor, facilitando el intercambio de ideas, sentimientos y conocimientos.

Un dato interesante es que la comunicación no siempre es verbal. En la antigüedad, los pueblos usaban señales visuales como el fuego, el tambor o la bandera para transmitir mensajes a distancia. Estas formas no verbales ya reflejaban una clara finalidad:avisar, alertar o convocar. Así, la finalidad de la comunicación se ha mantenido constante a lo largo de la historia, aunque las herramientas han evolucionado.

Además, en la era digital, la comunicación ha adquirido una velocidad y alcance sin precedentes. Redes sociales, correos electrónicos, videollamadas y aplicaciones de mensajería instantánea permiten que la finalidad de la comunicación se cumpla de manera casi inmediata, sin importar la distancia.

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El propósito detrás de cada mensaje

Cada comunicación, por simple que parezca, tiene un propósito. Este propósito puede ser explícito o implícito, y depende del contexto, la relación entre los interlocutores y el entorno donde ocurre. Por ejemplo, una persona que envía un mensaje de texto a un amigo puede tener la finalidad de compartir una noticia, pedir ayuda o simplemente saludar. En el ámbito laboral, una reunión de equipo puede tener como finalidad coordinar tareas, resolver conflictos o motivar al personal.

La finalidad no solo influye en la forma de comunicar (lenguaje formal o informal), sino también en la eficacia del mensaje. Si el propósito no está claro, el mensaje puede resultar ambiguo o incluso malinterpretado. Por eso, es fundamental que quien comunica sepa exactamente cuál es su objetivo antes de transmitirlo.

Además, en la comunicación interpersonal, la finalidad puede cambiar según la cultura. En algunos países, se valora la directividad y la claridad; en otros, se prefiere una comunicación más indirecta y respetuosa. Esta variación cultural también afecta cómo se percibe y se responde a la finalidad del mensaje.

La importancia de alinear la finalidad con el receptor

Una de las claves para una comunicación exitosa es alinear la finalidad del mensaje con las expectativas y necesidades del receptor. Si una empresa quiere vender un producto, debe comunicar su mensaje de forma que resuene con el público objetivo. Si un maestro quiere enseñar una lección, debe adaptar su lenguaje y ejemplos a los conocimientos previos de sus alumnos.

Este alineamiento no solo mejora la comprensión, sino que también fomenta la confianza y la conexión emocional. Por ejemplo, en la comunicación terapéutica, el profesional debe comunicarse con empatía y claridad para que el paciente se sienta escuchado y comprendido. De lo contrario, el mensaje puede no lograr su propósito.

Ejemplos prácticos de finalidad de la comunicación

Para entender mejor el concepto, aquí hay algunos ejemplos claros:

  • Finalidad informativa: Un profesor explica una nueva lección a sus estudiantes. El objetivo es que los alumnos adquieran nuevos conocimientos.
  • Finalidad persuasiva: Un político da un discurso para convencer a los ciudadanos de apoyar una reforma social.
  • Finalidad emocional: Una persona escribe una carta a un ser querido para expresar sus sentimientos.
  • Finalidad social: Dos amigos se saludan para mantener una relación amistosa.
  • Finalidad comercial: Una empresa lanza una campaña publicitaria para promocionar un producto.

Cada uno de estos ejemplos muestra cómo la finalidad guía la forma y el contenido del mensaje, adaptándose a las necesidades del contexto.

La finalidad y la efectividad de la comunicación

La finalidad no solo define el mensaje, sino que también influye en la efectividad de la comunicación. Una comunicación efectiva es aquella que logra su propósito de manera clara, precisa y con el menor margen de error posible. Para lograrlo, se deben considerar varios factores:

  • Claridad del mensaje: El mensaje debe ser comprensible para el receptor.
  • Lenguaje adecuado: El lenguaje debe ajustarse al nivel de conocimiento y cultura del receptor.
  • Canal de comunicación: Se debe elegir el medio más adecuado para transmitir el mensaje.
  • Feedback: La comunicación debe permitir la retroalimentación para asegurar que el mensaje se haya entendido.

Por ejemplo, si un médico le explica a un paciente un diagnóstico usando términos técnicos y sin verificar si el paciente los entiende, es probable que el mensaje no cumpla su finalidad. En cambio, si el médico simplifica el lenguaje y pregunta si hay dudas, la comunicación será más efectiva.

10 ejemplos de finalidades comunes en la comunicación

  • Informar: Comunicar datos, hechos o noticias.
  • Instructar: Dar pasos para realizar una tarea.
  • Persuadir: Convencer a alguien para que actúe o cambie de opinión.
  • Entretener: Divertir o distraer al receptor.
  • Expresar emociones: Compartir sentimientos como alegría, tristeza o frustración.
  • Construir relaciones: Fortalecer vínculos entre personas.
  • Solicitar ayuda: Pedir apoyo o asistencia.
  • Negociar: Buscar un acuerdo entre partes con intereses diferentes.
  • Evitar conflictos: Usar la comunicación para resolver desacuerdos.
  • Motivar: Inspirar a alguien para que actúe o se esfuerce.

Estos ejemplos muestran la versatilidad de la comunicación y cómo su finalidad puede adaptarse a múltiples necesidades.

La importancia de la finalidad en diferentes contextos

En distintos contextos, la finalidad de la comunicación adquiere matices específicos. En el ámbito laboral, por ejemplo, la comunicación debe ser clara, concisa y orientada a la acción. Un jefe que da instrucciones a su equipo debe asegurarse de que el mensaje sea comprensible y que se entienda cuál es el resultado esperado. En el ámbito educativo, la finalidad puede ser transmitir conocimientos, fomentar el pensamiento crítico o desarrollar habilidades sociales.

Por otro lado, en la comunicación social, la finalidad puede ser más emocional. Una conversación entre amigos puede tener como propósito compartir experiencias, desahogarse o simplemente pasar un buen momento. En estos casos, la comunicación no siempre busca un resultado concreto, sino una conexión humana.

¿Para qué sirve la finalidad de la comunicación?

La finalidad de la comunicación sirve para orientar el mensaje hacia un resultado deseado. Sin un propósito claro, la comunicación puede ser caótica, ineficiente o incluso contraproducente. Por ejemplo, si un gerente comunica a su equipo que se necesita aumentar la producción, pero no explica por qué ni cómo, es probable que el mensaje no genere el cambio esperado.

La finalidad también ayuda a evaluar la efectividad de la comunicación. Si el objetivo era persuadir a un cliente para que compre un producto y el cliente termina sin tomar ninguna acción, se puede concluir que la comunicación no fue efectiva. Por eso, es importante definir la finalidad desde el inicio y revisar si se logró al final.

Propósitos y objetivos en la comunicación

A menudo se usan los términos propósito y objetivo como sinónimos, pero tienen matices diferentes. El propósito es el intento general de la comunicación, mientras que el objetivo es un resultado específico y medible. Por ejemplo, el propósito de una campaña publicitaria puede ser informar sobre un producto, mientras que su objetivo puede ser aumentar las ventas en un 10% en un mes.

Tener claros tanto el propósito como el objetivo permite diseñar una estrategia de comunicación más precisa. Por ejemplo, si el propósito es educar sobre la salud mental y el objetivo es aumentar la conciencia en un 20%, se puede medir si la campaña logró su impacto.

La finalidad en la comunicación digital

En el ámbito digital, la finalidad de la comunicación se ha diversificado y acelerado. Las redes sociales, por ejemplo, permiten que las personas compartan contenido con millones de usuarios en cuestión de segundos. En este contexto, la finalidad puede ser múltiple: entretener, informar, construir una comunidad o incluso generar ingresos a través de publicidad.

Una de las ventajas de la comunicación digital es que permite medir la efectividad del mensaje. Las métricas como el número de interacciones, el tiempo de visualización o el porcentaje de bajas en una newsletter ofrecen información valiosa sobre si la finalidad del mensaje se logró.

El significado de la finalidad de la comunicación

La finalidad de la comunicación no es solo un concepto teórico, sino una herramienta práctica que guía cada interacción. Significa tener un propósito claro al hablar, escribir o expresarse, y asegurarse de que el mensaje sea comprensible y útil para el receptor. Esta finalidad también puede variar según el contexto, la relación entre los interlocutores y el entorno cultural.

Por ejemplo, en una entrevista de trabajo, la finalidad puede ser demostrar competencia y confianza. En una conversación con un amigo, puede ser compartir emociones o resolver un problema. En ambos casos, la finalidad define cómo se construye y se transmite el mensaje.

¿Cuál es el origen del concepto de finalidad de la comunicación?

La idea de que la comunicación tiene una finalidad no es moderna, sino que tiene raíces en la filosofía y la psicología. Platón y Aristóteles ya reconocían que la comunicación tenía propósitos como informar, convencer o entretener. En el siglo XX, con el desarrollo de la comunicación masiva, se formalizó el concepto de finalidad como un elemento esencial en la teoría de la comunicación.

En la década de 1940, los investigadores de la Universidad de Harvard y la Universidad de Stanford comenzaron a estudiar cómo los medios de comunicación influían en la sociedad, lo que llevó a identificar distintos tipos de finalidades, como la persuasión, la educación o la entretenimiento.

Propósitos y objetivos en la comunicación interpersonal

En la comunicación interpersonal, la finalidad puede ser aún más sutil y emocional. Una persona puede tener como propósito principal mantener una relación de amistad, mientras que el objetivo puede ser fortalecer el vínculo mediante una conversación honesta. En este tipo de comunicación, la finalidad no siempre es explícita, pero siempre está presente.

Por ejemplo, cuando dos personas comparten una conversación sobre sus días, la finalidad puede ser no solo informar, sino también sentirse escuchadas y valoradas. Esto muestra que, en la comunicación interpersonal, la finalidad va más allá de la información: también incluye aspectos emocionales y sociales.

¿Cuál es la finalidad más común en la comunicación?

La finalidad más común en la comunicación es la información. Casi todas las interacciones humanas tienen como base el intercambio de conocimientos o experiencias. Ya sea para aprender, decidir o resolver problemas, el ser humano busca constantemente información relevante.

Sin embargo, no todas las comunicaciones están orientadas a la información. En muchos casos, la finalidad es emocional, como expresar afecto, o social, como mantener una relación. Lo que importa es que la finalidad esté clara para ambos interlocutores, para evitar malentendidos y mejorar la calidad de la interacción.

Cómo usar la finalidad de la comunicación y ejemplos prácticos

Para usar la finalidad de la comunicación de manera efectiva, es necesario:

  • Definir el propósito del mensaje antes de comunicarlo.
  • Elegir el canal más adecuado para el mensaje y el receptor.
  • Adaptar el lenguaje al contexto y al nivel de comprensión del receptor.
  • Incluir ejemplos o analogías para aclarar ideas complejas.
  • Verificar si el mensaje se entendió correctamente.

Ejemplo práctico: Si un vendedor quiere persuadir a un cliente para que compre un producto, puede seguir estos pasos:

  • Finalidad: Convencer al cliente de los beneficios del producto.
  • Canal: Una llamada telefónica o reunión personal.
  • Lenguaje: Explicar ventajas en términos comprensibles y relacionar con necesidades del cliente.
  • Ejemplo: Este producto ahorra tiempo en tus tareas diarias, lo que te permite enfocarte en lo que más te apasiona.
  • Verificación: Preguntar si el cliente tiene dudas o si necesita más información.

La finalidad y la ética en la comunicación

Una aspecto importante que a menudo se pasa por alto es la ética. La finalidad de la comunicación no solo debe ser clara, sino también responsable. Comunicar con honestidad, respeto y transparencia es clave para construir relaciones de confianza. Por ejemplo, si una empresa utiliza publicidad engañosa para vender un producto, aunque logre su propósito comercial, está actuando de forma éticamente cuestionable.

La ética también influye en cómo se manejan temas sensibles. En la comunicación médica, por ejemplo, es fundamental ser claro y empático al informar a un paciente sobre un diagnóstico. La finalidad sigue siendo informar, pero el modo de hacerlo debe respetar la dignidad del receptor.

La finalidad de la comunicación y su impacto en la sociedad

La finalidad de la comunicación tiene un impacto directo en cómo se construyen y mantienen las relaciones sociales. En una sociedad, la comunicación efectiva permite el desarrollo de instituciones, la cohesión comunitaria y la resolución de conflictos. Por ejemplo, en contextos de crisis, como una pandemia, la finalidad de la comunicación es informar a la población sobre las medidas necesarias para proteger la salud pública.

Además, en la era digital, la finalidad de la comunicación también influye en cómo se percibe la realidad. Las redes sociales, por ejemplo, pueden ser usadas para informar, educar o manipular, dependiendo del propósito del creador del contenido. Por eso, es fundamental que los usuarios sean críticos y que los creadores de contenido tengan un propósito ético y responsable.