Según Kelsen qué es el Estado

Según Kelsen qué es el Estado

La filosofía política y jurídica de Hans Kelsen se centra en ofrecer una comprensión científica y normativa de los conceptos fundamentales del derecho y la organización política. Una de las ideas más destacadas en su teoría es la definición del Estado, que se aborda desde una perspectiva puramente jurídica y sistemática. En este artículo exploraremos, de forma exhaustiva y con base en fuentes académicas y textos clásicos, qué es el Estado según Kelsen, cómo lo diferencia de otros conceptos, cuál es su función dentro del sistema normativo y cómo esta definición influye en la teoría del derecho positivo.

¿Qué es el Estado según Kelsen?

Según Hans Kelsen, el Estado no es una realidad social o histórica como tal, sino una construcción jurídica que surge de un sistema normativo. Para él, el Estado es una organización jurídica que se basa en una norma fundamental (la norma primaria), que establece una estructura legal ordenada y jerárquica. En este marco, el Estado no posee una existencia ontológica independiente, sino que es un sistema de normas que se autorreplican a través de instituciones y órganos.

El Estado, según Kelsen, no se define por su poder, su territorialidad o su estructura política, sino por la existencia de una norma fundamental que legitima el sistema legal. Esta norma no se justifica por razones morales o históricas, sino que se acepta como hipótesis teórica para explicar la validez de las normas jurídicas. De esta manera, Kelsen rechaza cualquier interpretación material o ideológica del Estado.

Un dato interesante es que Kelsen fue uno de los primeros en proponer una teoría pura del derecho, que buscaba separar el derecho de la política, la ética y la sociología. En su libro *Teoría General del Derecho y del Estado*, publicado en 1945, afirma que el Estado es simplemente una estructura normativa, sin más realidad que la que le otorga el sistema legal positivo. Esta concepción revolucionó la forma en que se entendía la naturaleza del Estado en el siglo XX.

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La concepción kelseniana del Estado como sistema normativo

Kelsen define el Estado como un sistema de normas jurídicas que se autoorganizan a través de una estructura piramidal. En la base de esta pirámide está la norma fundamental, que se acepta como válida por definición. A partir de ella, se derivan normas secundarias, terciarias y así sucesivamente, cada una creada por órganos autorizados según la norma inmediatamente superior. Este modelo es conocido como la jerarquía normativa.

Esta visión no contempla al Estado como un ente con voluntad propia o con una finalidad moral, sino como una estructura de validez legal. En este sentido, no importa si las normas son justas o injustas, sino si están formalmente válidas dentro del sistema. El Estado, entonces, es el soporte material de este sistema, pero no su sustancia esencial.

Además, Kelsen rechazó la idea de que el Estado fuera una organización social con poder coercitivo. Para él, el poder es un fenómeno social que no puede ser explicado por el derecho, mientras que el derecho, en cambio, es un sistema de normas. Esto le permite separar el derecho de la realidad social y política, lo cual es una base fundamental de su teoría pura.

Diferencias entre el Estado kelseniano y otras concepciones clásicas

Una de las principales diferencias entre la concepción kelseniana del Estado y las de otros pensadores, como Carl Schmitt o Georg Wilhelm Friedrich Hegel, es que Kelsen no le otorga una realidad ontológica ni una finalidad moral. Para Schmitt, por ejemplo, el Estado es un ente con una identidad política y una capacidad de decisión soberana, mientras que para Hegel, el Estado es una realización de la razón absoluta.

En contraste, Kelsen postula que el Estado no es más que un sistema de normas y que su existencia depende de la aceptación de la norma fundamental. Esto le permite evitar cuestiones sobre la legitimidad moral o histórica del Estado, enfocándose únicamente en su estructura legal. Por esta razón, su teoría ha sido considerada como una de las más radicales y abstractas en el ámbito del derecho positivo.

Ejemplos de cómo Kelsen define el Estado en su obra

En la obra *Teoría General del Derecho y del Estado*, Kelsen ofrece varios ejemplos para ilustrar su definición del Estado. Uno de los más claros es el siguiente:

>El Estado no es una organización social, sino una organización jurídica. No es una realidad histórica, sino una estructura normativa.

Este ejemplo muestra cómo Kelsen rechaza cualquier interpretación materialista o histórica del Estado. Otro ejemplo lo encontramos en su análisis del poder estatal:

>El poder no es una base del derecho, sino una consecuencia de su existencia. El derecho no se sustenta en el poder, sino que el poder se organiza a través del derecho.

Estos ejemplos resaltan la importancia que Kelsen otorga al sistema normativo como base del Estado. Para él, no importa si un gobierno ejerce poder coercitivo, sino si está institucionalmente reconocido dentro del sistema legal.

El Estado como concepto jurídico y no como realidad social

Uno de los conceptos centrales en la teoría de Kelsen es la distinción entre realidad social y sistema jurídico. Para él, el Estado no puede ser entendido como un fenómeno social concreto, sino como un concepto jurídico abstracto que solo tiene sentido dentro del sistema normativo.

Este enfoque le permite evitar cuestiones sobre la legitimidad del Estado, ya que, desde su perspectiva, el Estado no existe como una entidad con voluntad propia. Más bien, es una construcción teórica que permite organizar y explicar el sistema legal. En este contexto, no se habla de un poder del Estado, sino de una estructura de normas que se autovalida a través de la norma fundamental.

Kelsen también rechaza la idea de que el Estado tenga una finalidad o propósito. Para él, el Estado no actúa, no decide ni tiene intenciones. Simplemente es el soporte material de un sistema normativo. Esta visión ha sido criticada por muchos pensadores que ven al Estado como un actor político con intereses y objetivos.

5 aspectos clave de la definición kelseniana del Estado

  • El Estado es un sistema normativo: No es una realidad social concreta, sino una estructura jurídica.
  • La norma fundamental es su base: Todo el sistema legal se sustenta en una norma aceptada como hipótesis.
  • El Estado no tiene voluntad propia: No actúa, no decide ni tiene finalidad moral o histórica.
  • El poder no es la base del derecho: El derecho no se sustenta en el poder, sino que el poder se organiza a través del derecho.
  • El Estado es un concepto abstracto: Su existencia depende de la validez del sistema legal positivo.

Estos puntos resumen la esencia de la teoría kelseniana del Estado. Cada uno de ellos refuerza la idea de que el Estado no es más que una construcción jurídica y que su validez depende exclusivamente del sistema normativo que lo sustenta.

La importancia de la norma fundamental en la teoría del Estado kelseniana

La norma fundamental ocupa un lugar central en la teoría de Kelsen. Es la base de todo el sistema legal y, por extensión, del Estado. Según Kelsen, esta norma no se justifica por razones históricas, morales o políticas, sino que se acepta como hipótesis teórica. Esto permite construir un sistema legal coherente sin necesidad de recurrir a cuestiones externas.

La norma fundamental es hipotética y no necesariamente histórica, lo que significa que no tiene que haber existido en la realidad, pero sirve como punto de partida para explicar la validez de las normas legales. Por ejemplo, en un sistema democrático, la norma fundamental podría ser la Constitución, que establece las reglas para la formación de leyes y la organización del Estado.

Este enfoque permite a Kelsen construir una teoría del derecho que es objetiva y pura, ya que no se ve afectada por consideraciones morales, históricas o políticas. Esto también le permite explicar cómo un sistema legal puede existir incluso si sus normas son injustas o ilegítimas desde un punto de vista moral.

¿Para qué sirve la definición kelseniana del Estado?

La definición kelseniana del Estado tiene varias funciones teóricas y prácticas. En primer lugar, permite analizar el sistema legal sin recurrir a cuestiones externas, como la moral o la historia. Esto facilita el estudio del derecho desde una perspectiva pura y científica.

En segundo lugar, esta definición ayuda a distinguir entre lo legal y lo político, lo cual es fundamental en sistemas democráticos donde la legalidad debe mantenerse independiente de las decisiones políticas. Por ejemplo, en un sistema democrático, es importante que las leyes sean validadas por el sistema legal, no por el poder de un partido político o un gobierno.

Finalmente, la definición kelseniana del Estado facilita la comprensión del sistema jurídico como una estructura autorreferencial. Esto es útil tanto para académicos como para profesionales del derecho que buscan entender la base teórica del sistema legal en el que operan.

El Estado como concepto positivo y no como ente natural

Una de las ideas más influyentes en la teoría de Kelsen es que el Estado no es un ente natural ni histórico, sino un concepto positivo que solo tiene sentido dentro del sistema legal. Esta visión le permite evitar cuestiones sobre la legitimidad del Estado o sobre su origen, enfocándose únicamente en su estructura jurídica.

Para Kelsen, el Estado no surge de la necesidad humana de organización social, sino que es una construcción teórica que permite organizar el derecho. Esto significa que el Estado no tiene una realidad por sí mismo, sino que solo existe en la medida en que se acepta la norma fundamental como válida.

Esta concepción ha sido criticada por pensadores que ven al Estado como un fenómeno histórico y social, pero para Kelsen, el derecho no puede ser estudiado desde una perspectiva social o histórica si se quiere mantener su pureza teórica. Su enfoque es, por tanto, estrictamente positivista.

La relación entre el Estado y el sistema normativo según Kelsen

Para Kelsen, el Estado y el sistema normativo son inseparables, pero no idénticos. El Estado es el soporte material del sistema legal, pero no es su esencia. La esencia del sistema legal es el conjunto de normas, organizadas jerárquicamente, que se autorreplican a través de la norma fundamental.

Esta relación se puede entender mejor si se piensa en el Estado como una estructura institucional que implementa el sistema legal. Por ejemplo, en un país con una Constitución, el Estado es el ente que ejecuta las leyes, pero el sistema legal es el conjunto de normas que rigen su funcionamiento. Sin la Constitución, el Estado no tendría base legal.

En este sentido, Kelsen propone que el sistema legal puede existir sin un Estado físico, pero el Estado no puede existir sin un sistema legal. Esto refuerza su idea de que el derecho no depende del poder, sino que el poder depende del derecho para su organización.

El significado del Estado según Kelsen

El significado del Estado según Kelsen se basa en su definición como un sistema normativo que se autorreplica a través de una norma fundamental. Para él, el Estado no es un fenómeno social ni histórico, sino una construcción jurídica abstracta que solo tiene sentido dentro del sistema legal positivo.

Este significado es fundamental en su teoría pura del derecho, ya que le permite evitar cuestiones sobre la legitimidad, la justicia o la historia del Estado. Para Kelsen, el Estado no tiene una finalidad moral ni una voluntad propia, sino que es simplemente el soporte material de un sistema legal. Esto lo diferencia de otras teorías que ven al Estado como un actor político con intereses y objetivos.

Otra dimensión importante del significado kelseniano del Estado es que no depende de su poder coercitivo. El Estado puede existir sin ejercer poder, siempre que su estructura legal esté vigente. Esto también implica que el poder puede existir sin un Estado, pero no al revés: el derecho no puede existir sin el sistema normativo que lo sostiene.

¿Cuál es el origen del concepto de Estado en la teoría kelseniana?

El concepto de Estado en la teoría de Kelsen tiene sus raíces en la teoría pura del derecho, que fue desarrollada principalmente durante la primera mitad del siglo XX. Kelsen se inspiró en el positivismo jurídico de John Austin, pero lo modificó para crear un enfoque más abstracto y sistemático.

Una de las influencias clave fue la obra *Teoría General del Derecho y del Estado*, en la cual Kelsen presenta su visión del Estado como un sistema normativo. Esta obra fue publicada durante la Segunda Guerra Mundial y fue una respuesta a los problemas políticos y jurídicos de su tiempo.

El origen del concepto de Estado en la teoría de Kelsen no está relacionado con la historia o la sociología, sino con la lógica del sistema legal. Para él, el Estado surge como una necesidad teórica para explicar cómo se organiza y se autorreplica el derecho. Esta visión ha sido adoptada por muchos teóricos del derecho positivo en el siglo XX.

El Estado como concepto puramente jurídico

En la teoría de Kelsen, el Estado no puede ser entendido desde una perspectiva social, histórica o política, sino únicamente desde una perspectiva jurídica. Esto le permite construir una teoría del derecho que es pura y objetiva, sin necesidad de recurrir a cuestiones externas.

El Estado, para Kelsen, no es un ente con voluntad propia, sino una estructura normativa que se autorreplica a través de la norma fundamental. Esta concepción le permite separar el derecho de la política, la ética y la sociología, lo cual es una base fundamental de su teoría pura.

Este enfoque ha sido criticado por pensadores que ven al Estado como un fenómeno histórico y social, pero para Kelsen, el derecho no puede ser estudiado desde una perspectiva social o histórica si se quiere mantener su pureza teórica. Su enfoque es, por tanto, estrictamente positivista.

¿Cómo se relaciona el Estado con el derecho según Kelsen?

Según Kelsen, el Estado y el derecho están íntimamente relacionados, pero no son lo mismo. El derecho es un sistema normativo que se autorreplica a través de una norma fundamental, mientras que el Estado es el soporte material de ese sistema.

Esta relación se puede entender mejor si se piensa en el Estado como una estructura institucional que implementa el derecho. Por ejemplo, en un país con una Constitución, el Estado es el ente que ejecuta las leyes, pero el sistema legal es el conjunto de normas que rigen su funcionamiento. Sin la Constitución, el Estado no tendría base legal.

En este sentido, Kelsen propone que el sistema legal puede existir sin un Estado físico, pero el Estado no puede existir sin un sistema legal. Esto refuerza su idea de que el derecho no depende del poder, sino que el poder depende del derecho para su organización.

Cómo usar la teoría kelseniana del Estado y ejemplos prácticos

La teoría kelseniana del Estado es especialmente útil en el análisis de sistemas legales complejos. Por ejemplo, en un sistema constitucional, se puede aplicar esta teoría para entender cómo se organiza la jerarquía normativa. La Constitución actúa como la norma fundamental, y a partir de ella se derivan las leyes, los reglamentos y las resoluciones administrativas.

Otro ejemplo práctico es el análisis de conflictos legales. Si una ley es declarada inconstitucional, esto significa que ha violado la norma fundamental. Desde la perspectiva kelseniana, esto no implica que la ley sea injusta o ilegítima, sino que simplemente no es válida dentro del sistema normativo.

Un tercer ejemplo es el estudio de sistemas internacionales. En este contexto, el Estado puede entenderse como un sistema normativo independiente, pero con interacciones con otros sistemas jurídicos. Esto permite analizar cómo se regulan las relaciones entre Estados sin recurrir a conceptos políticos o históricos.

La crítica a la teoría kelseniana del Estado

A pesar de su influencia en la teoría del derecho positivo, la teoría kelseniana del Estado ha sido objeto de críticas desde diferentes perspectivas. Una de las más comunes es que desprende al derecho de su contexto social y político, lo cual puede llevar a una comprensión incompleta de la realidad jurídica.

Por ejemplo, pensadores como Hans Morgenthau han señalado que el derecho no puede entenderse sin tener en cuenta las dinámicas de poder que lo rodean. Según esta crítica, la visión de Kelsen es demasiado abstracta y no permite comprender cómo el derecho interactúa con la sociedad.

Otra crítica es que la teoría kelseniana no explica cómo se elige la norma fundamental. Para Kelsen, esta norma se acepta como hipótesis teórica, pero esto puede llevar a problemas de legitimidad, especialmente en sistemas democráticos donde la norma fundamental (como la Constitución) debe ser aceptada por la sociedad.

A pesar de estas críticas, la teoría de Kelsen sigue siendo una referencia fundamental en la teoría del derecho positivo y en la filosofía del derecho.

La influencia de la teoría kelseniana del Estado en el derecho moderno

La teoría kelseniana del Estado ha tenido un impacto profundo en el desarrollo del derecho moderno. Su enfoque purista del derecho ha influido en la formación de sistemas jurídicos en muchos países, especialmente en Europa, donde se ha adoptado el modelo de la jerarquía normativa como base para la organización del sistema legal.

Además, su visión del Estado como un sistema normativo ha ayudado a clarificar la relación entre derecho y poder. Esta distinción es fundamental en sistemas democráticos, donde el poder debe estar sometido al derecho, no al revés.

En el ámbito académico, la teoría de Kelsen sigue siendo un punto de referencia obligado para cualquier estudiante o investigador en derecho positivo. Su enfoque estrictamente lógico y sistemático ha permitido construir modelos jurídicos coherentes y aplicables en la práctica.